COLOMBIA
Musicosophia llegó por primera vez a Colombia en el año 1993.
Fernando Pardoz, instructor
Era un 31 de octubre, fecha en la que se celebra “La Víspera de los Santos”, también conocida como “Noche de Brujas”. En Colombia esta fecha es muy esperada por niños y rumberos. Acostumbraba a salir a divertirme e incluso me disfrazaba; lo hice de tigre, de torero y hasta de Mozart.
Ese año (1994) cambié de plan: me invitaron a la presentación de Musicosophia, algo que era novedoso en Bogotá. El año anterior se había hecho una introducción en el auditorio de la Cámara de Comercio de Cali, con muy buena acogida. Me preguntaba ¿que será Musicosophia? La curiosidad era tal que contaba los días; toda mi vida he amado la buena música de diferentes géneros …
¡Finalmente el día llegó! Cuál sería mi sorpresa: el sitio estaba a reventar, personas de todas las edades, jóvenes, adultos y mayores, especulaban en cotilleo, cada uno tenía su propia versión. A las diez de la mañana se inició la presentación. De un momento a otro el tiempo dejó de existir, sentía que mi corazón retumbaba como queriéndose salir de mi pecho. Internamente una parte dentro de mí hasta ese día desconocida le decía a su contraparte algo así como “Quítate tú pa´ ponerme YO” (tema de un son caribeño)
Después de ese 31 de octubre todo cambió; tomé la decisión de darle un vuelco a mi vida.
Tuve mucha oposición, especialmente de mis amigos; murmuraban en voz baja que sufría de una variedad de extraño síndrome : “locura mística”. Me dediqué a estudiar las obras recibidas: “Amanecer” de E.Grieg, el Concierto No. 21 de Mozart; comencé a leer los libros del Maestro Balan, en ellos se revelaba su pensamiento filosófico musical; esto me generó cuestionamientos y deseos de encontrar respuestas satisfactorias; confieso que ha sido grato aunque no ha sido fácil . La compañía de Virginia Amaya durante está búsqueda ha sido definitiva.
Compartí con muchas personas esta forma de vivir la música tratando de transmitir la sugerencia del Maestro:” La única condición es que veamos siempre en la música a la compañera más fiel que podamos tener a lo largo de nuestras pruebas de ésta vida. Para el que trata la música impulsado por un amor auténtico, este esfuerzo se convierte en una alegría”. (Libro: Hacia El Redescubrimiento de la Música pág. 172)
Visité la Escuela de Musicosophia en La Selva Negra. Solicité una audiencia con el Maestro, él amablemente me concedió un espacio de su tiempo;estábamos a la mitad de un seminario: “La Sonrisa Mozartiana”. La entrevista en medio de la expectativa que tenía resultó muy divertida; no se ha borrado de mi mente esa mirada escrutadora, inteligente y picaresca. ¡Grande maestro Balan!
Años después Musicosophia México programó un encuentro para hispano- parlantes en Cobá, la tierra del Calendario Maya, fue la última vez que lo vi .Tras su partida sigue estando presente en mi vida .Sé que la música sin lugar a dudas se ha convertido en el “motivo conductor “de mi vida.
En el año 2006 los profesores Fernando Pardo y Virginia Amaya iniciaron su colaboración en la difusión permanente de la escucha consciente de la música clásica.
La presencia de colombianos en los Encuentros Internacionales impartidos anualmente por la Escuela Internacional, hizo que ambos maestros decidieran organizar un grupo de “amantes de la música” para el estudio e investigación de los planteamientos filosóficos – musicales del Maestro George Balan. Hasta la fecha el grupo se reúne regularmente.
A partir del 2023 Colombia se vincula activamente con la iniciativa de la Escuela Internacional de ofrecer cursos en línea.
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Virginia Amaya, instructora
Nací en Colombia. Tuve la gracia de nacer en una familia donde el Arte era parte de su expresión: mi abuelo tocaba bandola y mi abuela pintaba…seguí sus pasos… Mi padre, melómano y arquitecto, me enseñó a encontrar belleza, armonía y orden en todo lo observado y escuchado. Encontré a Bach muy joven y sus conciertos Brandenburgueses me enseñaron libertad. Beethoven, con su 5 ta Sinfonía, “me encontró” en un momento crítico de mi vida, me dio la “Fuerza” necesaria para seguir viviendo. Conviví entre pianistas, chelistas , violinistas. Asistiendo a los ensayos, me percaté : el intérprete se esfuerza por sacar el sonido perfecto de su instrumento para que la Música suene en toda su belleza, ¿ es sólo belleza la música o hay algo más?
Tchaikovsky y su 1er Concierto para piano y orquesta me sostuvo en tiempos de soledad. Con Beethoven volví a encontrarme en el año 1995 en un curso de Musicosophia , impartido por un profesor español, y ésta vez , su 5to Concierto para piano y orquesta ¡logró dar la respuesta a mi pregunta! : la Música es lenguaje y la Melorritmia su escritura, “el mapa del oyente.” En el 2006 la entrevista con el Maestro George Balan me motivó a seguir y me dio las pautas necesarias para internarme en su pensamiento filosófico. (Sigo haciéndolo con fervor.) La lectura de sus libros y la musicalización de éstos; el estudio concienzudo de los temas de los Seminarios Internacionales y los cursos tomados con Hubert Pausinger y Álvaro Escalante me dieron la dimensión de la grandeza de la propuesta. Desde entonces, con Fernando Pardo, comparto el Método de Escucha Consciente de la Música Clásica con niños, jóvenes, adultos y ancianos. Soy parte de Musicosophia y por cosas del “Destino” conozco el legado más bello entregado a la humanidad.