El equipo de la Escuela Internacional de Musicosophia
y su relación con la escucha de la música clásica...George Balan, fundador de Musicosophia
Turnu-Magurele (Rumania) 9 de marzo,1929
Friburgo (Alemania) 03 de enero, 2022
El musicólogo, filósofo y escritor George Balan (Rumanía 1929 – Alemania 2022) fue profesor de estética musical por 25 años en el conservatorio de Bucarest en Rumanía antes de deber migrar a occidente a causa de sus ideas políticas, expresadas en numerosos libros y conferencias.
El trabajo de Balan en Rumania y en el extranjero estuvo marcado por una búsqueda e investigación incansables en los campos de la música y la filosofía.
El resultado de su investigación fue la publicación de numerosos libros, muchos se han traducido a seis idiomas.
A partir de su tesis “El contenido filosófico de la música” nace la idea de que la música necesita, para ser comprendida, no de especialistas ni profesionales, sino de oyentes conscientes que, gracias a una nueva disciplina de escucha, son capaces de concluir creativamente el ciclo compositor-intérprete-oyente.
En 1977 George Balan va a Alemania y funda la Escuela Internacional de Musicosophia, la primera escuela destinada al oyente de la música.
Desde ahí ha viajado toda su vida ofreciendo seminarios de escucha consciente de la música en muchos países; principalmente en Alemania, Italia, España, Francia y México; donde ha creado escuelas filiales.
Crea el “Curso de Formación del Oyente” que es un programa pedagógico de tres años que enseña a un oyente principiante a convertirse en un oyente consciente.
Hasta el día de hoy, la Escuela fundada por George Balan y sus colaboradores sigue trabajando para que la música de los grandes maestros sea comprensible para muchas personas a través del Método de Musicosophia.
George Balan escribe en 2021:
“He amado la música desde mi más temprana edad, es decir cuando tenía alrededor de 10-11 años, y este amor concernía en exclusividad a lo que la gente llama indiferenciadamente “música clásica”.
Estoy convencido de que la emergencia de esta pasión tenía su origen en mí mismo y no era el efecto del ambiente familiar, escasamente musical. Apenas había empezado la adolescencia y ya tocaba el piano, que había aprendido solo, casi como por milagro.
“Había llegado a tocar, sin ninguna ayuda, composiciones de Beethoven y Chopin, pero sin preguntarme sobre las profundidades ocultas bajo la belleza sonora. En paralelo, escuchaba por radio las emisiones de música de ópera, porque con este género he empezado mi camino musical como oyente. Estábamos en plena guerra.
Cada mañana, hacia las nueve, la radio transmitía un programa, para mí apasionante, de arias de ópera y a las diez, invariablemente, daba la alarma relacionada al acercamiento de los bombarderos angloamericanos, lo que nos obligaba a huir en los campos, donde la seguridad no estaba nunca garantizada. En plena guerra ha venido en “tournée, en mi ciudad de provincia, la ópera de Bucarest. Ha sido para mí un momento memorable cuando resonaron los primeros sonidos de la obertura de “Carmen”. El adolescente de 14 años sentía una especie de terremoto existencial. De verdad, toda mi carrera musicológica empezará bajo el signo de esta ópera que aún en la vejez no puedo escuchar sin una profunda emoción.
Estoy convencido de que había venido al mundo con un modo especial de percibir el lenguaje de la música, muy cercano a lo que se llama Filosofía. Los sonidos de una Nocturne de Chopin o de una Sonata de Beethoven, aunque impactándome emocionalmente, evocaban para mí actitudes espirituales, modos de ver y comprender el mundo. Esta percepción se quedó vaga hasta que me ví obligado de buscar un sujeto de disertación para obtener el título de doctor en la Universidad de Moscú. Tenía 28 años. Escribir y defender tal tesis constituían la razón principal de los tres años de estudio y búsqueda en la capital de Rusia. En una noche fría de diciembre del año 1958 aterrizó inesperadamente en mi cabeza, sorprendiendo y entusiasmándome, el título de mi tesis, que debía ser también su motivo conductor: “El contenido filosófico de la música”. Lo traté con la experiencia, madurez e información cultural que había podido alcanzar hasta esta edad y pude defenderla con éxito.
Escribí después muchos libros, especialmente sobre los grandes compositores, en los que ponía de relieve lo que yo llamaba “expresividad filosófica” enmarcada por los sonidos, pero vinculada a mi manera de percibirlos y vivirlos. Era de seguro algo, pero no era todavía lo que objetivamente querría ser buscado. No había encontrado hasta ahora el modo en que el discurso musical mismo se puede revelar como un lenguaje filosófico, como una filosofía “sui generis”, inconfundible con los razonamientos abstractos, especulativos de los pensadores. El gran descubrimiento tuvo lugar mucho más tarde, después de haberme expatriado, cuando me vi forzado de renovar toda mi vida y mi pensamiento.
Así llegué a descubrir que el lenguaje musical mismo esperaba una percepción capaz de ver en él mismo un lenguaje filosófico, pero de otro tipo que el de la reflexión especulativa. La condición era que los motivos, los temas y su desarrollo fueran vividos como un lenguaje independiente de toda explicación emocional y verbal, como un desafío a la filosofía tradicional. Este ha sido el germen de la MUSICOSOPHIA. Me encontraba entre los años 50 y 60 de mi vida. Desde la primera inspiración habían pasado aproximadamente treinta años de vida.”
Gebhard von Gültlingen
Director de la Escuela Internacional
Imparte seminarios en Alemania, Italia, España y Francia.
«Mi contacto con la música comenzó al escuchar Bach y Beethoven con mi padre y los himnos de órgano en la iglesia. Más incidentalmente que conscientemente, la música se convirtió en una parte fundamental de mi juventud.»
Carola Zenetti
Imparte seminarios en Alemania y Suiza
Secretaria general Escuela Internacional
«Durante muchos años trabajé como profesor particular de música con las asignaturas de educación musical temprana, piano y flauta dulce y como naturópata (homeopatía clásica). Cuando conocí el Método Musicosophia en 2006…
María Karenina González Ramírez
Imparte Seminarios en México, España y Alemania.
Cursos para niños
«Crecí con mi madre y mi abuelo en Ciudad de México. Desde muy pequeña los 2 ponían discos de música clásica a diario; principalmente el Concierto para violín de Beethoven, el “Emperador” y la sinfonía Heróica.»
Álvaro Escalante
Fundador Musicosophia México
Imparte seminarios en México, España, Italia y Alemania.
«Mi familia siempre estuvo cerca de la música clásica y acostumbrábamos a escucharla en casa e ir juntos a conciertos. Mi gusto se convirtió en pasión por la música y me sentí llamado a estudiar guitarra y después violín en Cremona.»
Hubert Pausinger
Colaborador / Imparte seminarios en Austria
Cursos para niños
Profesor de música y autor
Estudió Pedagogía en Linz / Danubio, después trabajó como profesor.
Desde 1982 colaborador de la Escuela Internacional Musicosophia.
2017 Fundación de Musicosophia-Austria.
Idiomas del seminario: alemán, inglés, italiano, español