En el año 2006 los profesores Fernando Pardo y Virginia Amaya iniciaron su colaboración en la difusión permanente de la escucha consciente de la música clásica.
La presencia de colombianos en los Encuentros Internacionales impartidos anualmente por la Escuela Internacional, hizo que ambos maestros decidieran organizar un grupo de “amantes de la música” para el estudio e investigación de los planteamientos filosóficos – musicales del Maestro George Balan. Hasta la fecha el grupo se reúne regularmente.
A partir del 2023 Colombia se vincula activamente con la iniciativa de la Escuela Internacional de ofrecer cursos en línea.
En 1994 me invitaron a la presentación de «Musicosophia», algo que era novedoso en Bogotá. Me preguntaba ¿que será Musicosophia? La curiosidad era tal que contaba los días; toda mi vida he amado la buena música de diferentes géneros …
¡Finalmente el día llegó! Cuál sería mi sorpresa: el sitio estaba a reventar, personas de todas las edades, jóvenes, adultos y mayores, especulaban en cotilleo, cada uno tenía su propia versión. A las diez de la mañana se inició la presentación. De un momento a otro el tiempo dejó de existir, sentía que mi corazón retumbaba como queriéndose salir de mi pecho. Internamente una parte dentro de mí hasta ese día desconocida le decía a su contraparte algo así como “Quítate tú pa´ ponerme YO” (tema de un son caribeño).
Después de ese 31 de octubre todo cambió; tomé la decisión de darle un vuelco a mi vida.
Me dediqué a estudiar las obras recibidas: “Amanecer” de E. Grieg, el Concierto No. 21 de Mozart; comencé a leer los libros del Maestro Balan, en ellos se revelaba su pensamiento filosófico musical; esto me generó cuestionamientos y deseos de encontrar respuestas satisfactorias; confieso que ha sido grato aunque no ha sido fácil. La compañía de Virginia Amaya durante está búsqueda ha sido definitiva.
Visité la escuela de Musicosophia en la Selva Negra. Solicité una audiencia con el Maestro, él amablemente me concedió un espacio de su tiempo; estábamos a la mitad de un seminario: “La Sonrisa Mozartiana”. La entrevista en medio de la expectativa que tenía resultó muy divertida; no se ha borrado de mi mente esa mirada escrutadora, inteligente y picaresca. ¡Grande maestro Balan!
Años después, Musicosophia México programó un encuentro para hispano- parlantes en Cobá, la tierra del calendario maya, fue la última vez que lo vi. Tras su partida sigue estando presente en mi vida. Sé que la música sin lugar a dudas se ha convertido en el “motivo conductor “de mi vida.
Nací en Colombia. Tuve la gracia de nacer en una familia donde el arte era parte de su expresión: mi abuelo tocaba bandola y mi abuela pintaba…seguí sus pasos… Mi padre, melómano y arquitecto, me enseñó a encontrar belleza, armonía y orden en todo lo observado y escuchado. Encontré a Bach muy joven y sus conciertos Brandenburgueses me enseñaron libertad. Beethoven, con su quinta Sinfonía, “me encontró” en un momento crítico de mi vida, me dio la “Fuerza” necesaria para seguir viviendo. Conviví entre pianistas, chelistas, violinistas. Asistiendo a los ensayos, me percaté: el intérprete se esfuerza por sacar el sonido perfecto de su instrumento para que la Música suene en toda su belleza, ¿es sólo belleza la música o hay algo más?
Tchaikovsky y su primer concierto para piano y orquesta me sostuvo en tiempos de soledad. Con Beethoven volví a encontrarme en el año 1995 en un curso de Musicosophia, su quinto concierto para piano y orquesta ¡logró dar la respuesta a mi pregunta!: la música es lenguaje y la Melorrítmia su escritura, “el mapa del oyente.”
En el 2006 la entrevista con el Maestro George Balan me motivó a seguir y me dio las pautas necesarias para internarme en su pensamiento filosófico. (Sigo haciéndolo con fervor.) La lectura de sus libros y la musicalización de éstos; el estudio concienzudo de los temas de los seminarios internacionales y los cursos tomados con Hubert Pausinger y Álvaro Escalante me dieron la dimensión de la grandeza de la propuesta. Desde entonces, con Fernando Pardo, comparto el Método de Escucha Consciente de la Música Clásica con niños, jóvenes, adultos y ancianos. Soy parte de Musicosophia y por cosas del “Destino” conozco el legado más bello entregado a la humanidad.