La música entró en mi vida cuando experimenté a Bach y Beethoven junto a mi padre y escuché con emoción los corales de órgano en la iglesia. Más incidental que conscientemente, la música se convirtió en una parte fundamental de mi juventud.
En el coro de trombones del pueblo me familiaricé con el sonido puro y afiné mi oído; sin embargo, siempre esperaba ansioso el gran acontecimiento musical. Quería comprender.
Los tres últimos años de mi bachillerato en una escuela Waldorf me aportaron experiencias teatrales, corales y orquestales. El Te Deum de Bruckner, interpretado en una representación escolar, me sacudió profundamente, aunque entonces no entendía lo que me estaba pasando.
En cambio, mi encuentro con Rudolf Steiner trajo un torrente de respuestas: mi interés se centraba ahora en la Filosofía y en la gran literatura. Sin embargo, mi alma seguía profundamente inquieta.
Tras experiencias en el extranjero —trabajando en granjas del sur de Francia, construyendo veleros en Inglaterra y haciendo senderismo durante meses en los Alpes— me sentí atraído por la comunidad de Lautenbach, en el lago de Constanza, para formarme como pedagogo social. Allí se formó un pequeño coro de cámara y aprendí a tocar la flauta.
Más tarde intenté estudiar Medicina y, tras una profunda crisis existencial, finalmente opté por la Silvicultura.
En 1988 escuché la Pasión según San Mateo de Bach tres veces seguidas, esperando un gran avance. Pero no fue así. Las cosas cambiaron cuando asistí a un seminario de Musicosophia con Hubert Pausinger y experimenté la Séptima Sinfonía de Bruckner. Nunca en mi vida me había sentido tan profundamente sacudido existencialmente como en ese momento. ¡Había llegado la hora!
A continuación estudié Música e Idiomas con el profesor George Bălan. Desde 1990 trabajo como responsable de seminarios de Musicosophia y colaborador permanente de la escuela, organizando cursos en Europa y en el extranjero.
Desde 1998 soy director general de la Fundación Musicosophia y, junto con Hubert Pausinger, responsable de la escuela, de la que soy director único desde 2014.