Conocí Musicosophia en el primer Adviento de 1983 y me impresionó profundamente descubrir que era posible comprender la música de manera integral, incluso sin contar con una formación musical previa.

Mi entusiasmo por la escucha consciente fue tan grande que, en 1984, me uní a Musicosophia e.V. y comencé a organizar seminarios en mi propia consulta de fisioterapia en Rastatt. Aquellas reuniones crecieron y se convirtieron en un grupo de trabajo que dirijo hasta hoy, dos veces al mes.

A lo largo de los años hemos compartido incontables obras maestras y también llevé esta experiencia a otros contextos: durante más de siete años organicé veladas de escucha semanales en la cárcel de Bühl. Allí, los participantes descubrieron cómo la música podía acompañar sus procesos interiores y ofrecer un efecto equilibrante e incluso sanador gracias a los grandes maestros.

En 1992 completé el ciclo de formación de tres años de la Escuela Musicosophia, lo que me abrió la posibilidad de dirigir seminarios de fin de semana en diversas ciudades como Pforzheim, Erzingen y Zúrich, en representación de la Escuela.

Hoy sigo participando activamente en seminarios y encuentros de Musicosophia, convencida de que cada nueva experiencia de escucha revela profundos conocimientos y abre caminos siempre renovados en el universo de la música.